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Escuela Superior de Arte Dramático de Córdoba

El edificio histórico en que reside laESAD, la escuela superior de arte dramático de Córdoba se ubica en lacalle Blanco Belmonte, antigua calle Pedregosa, un eje urbano que discurre por la ciudad de norte a sur ya trazado por los romanos, y que desde la conquista cristiana por el rey Fernando III se enmarca dentro de la collación o barrio de la Catedral.

 

En el espacio arquitectónico que ocupa este inmueble se documentan que desde la Baja Edad Media tuvieron casas principales la familia de los Argote, uno de los linajes de élite cordobesa.

Ya en el siglo XVI, través del matrimonio de doña Andrea de Argote, que heredó estas propiedades, con Andrés Fernández de Mesa, señor del Chanciller, pasó el inmueble a vincularse con esta última familia. Es así que el hijo de ambos, don Alonso Fernández de Mesa, vinculó con privilegio real a su mayorazgo esta antigua casa de los Argote en 1590, pasando entonces a ser la casa solariega de los Mesa.

En los años de juventud de su descendiente don Andrés Fernández de Mesa y Argote se decide reunir varias de esas antiguas casas y levantar sobre ellas una nueva residencia al gusto barroco. Este nuevo palacio se concluyó entre 1656 y 1657, y su arquitectura -fachada, patios, escalera, planta y habitaciones-,  es la que nos ha llegado hasta la actualidad.

El escudo heráldico de la portada de la fachada principal es el propio de este caballero, observándose la descripción de los linajes de los Mesa y los Argote, así como las puntas de la cruz de caballero de Calatrava, distinción que disfrutó este aristócrata.

Gracias al matrimonio de don Andrés con doña Paula Fernández de Córdova, hermana del primer marqués de Villaseca –que murió sin descendencia-, su hijo primogénito se convertirá en 1704 en segundo marqués de Villaseca, por lo que pasará este título nobiliario a estar vinculado con la casa. El marquesado se separará de la casa y linaje de los Mesa en 1749.

Siguientes generaciones, ya venidas a menos,  de los Fernández de Mesa continuarán viviendo en este inmueble hasta que lo abandonan en el primer tercio del siglo XIX, pasando a vivir a la localidad de El Carpio.

Después de llevar varios años viviendo de alquiler en este palacete, por fin en 1875 lo compra otra aristócrata de las más antiguas familias cordobesas, doña Rosario Losada y Fernández de Liencres, primera condesa de las Quemadas –título concedido sobre los terrenos de las Quemadas que poseían sus antepasados, hoy convertido en polígono industrial a las afueras de Córdoba.

Es entonces cuando comenzó a conocerse a la casa popularmente como “Palacio de las Quemadas”. Sin embargo, poco después pasó esta señora a incorporarse a la vida cortesana alfonsina, y residió muy a menudo en Madrid y San Sebastián, por lo que mantuvo esta casa solo como segunda residencia.

Mantuvo la condesa  el palacio como propiedad suya hasta que la vendió, ya anciana, en 1919, no sin haberle realizado importantes obras estructurales y decorativas, siendo la más destacable el diseño de las pinturas heráldicas de la yesería de la escalera principal.

La compradora del inmueble sería su sobrina, doña Ana de Hoces y Losada, casada –curiosamente- con don Francisco Fernández de Mesa Porras, alcalde de la ciudad entre 1920-1921 y descendiente directo de los anteriores propietarios.

De esta época data la colocación de diferentes olambrillas heráldicas de la solería del pasillo bajo entre patios y de las ventanas, que desaparecieron en la última reforma.

Fallecidos ambos, en 1925 el inmueble se subastó y por 225.000 pesetas pasó a manos del matrimonio de don José López Laguna y doña Rosario Giménez, procedentes de Fernán-Núñez.

Por fin, en el bienio 1980-1981 Miguel Salcedo Hierro, vicedirector del Conservatorio de Música, Danza y Declamación consigue la adquisición por parte del Ministerio de Educación a sus últimos propietarios, para destinarlo consolidar la creación de la Escuela de Arte Dramático y Danza de Córdoba, segregada el Conservatorio de Música.

Una primera gran reforma entre 1983-1984 para adecuarla a las necesidades educativas, la unión con la casa de los Cortés de Mesa, finalizada en 1997, y la última gran intervención arquitectónica concluida en 2013 completan la composición contemporánea de este secular edificio.

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